Aunque la mayoría de los señores de las tierras del sur de Poniente consideran que son un mito, los gigantes crueles de más allá del muro son de lo más reales, como puede atestiguar la Guardia de la Noche.

Estas enormes criaturas no portan armadura alguna y blanden poco mas que toscos huesos de mamut o troncos de árbol. Sin embargo, eso es todo lo que necesitan en realidad: un solo gigante puede arrasar son la más pesada de las infanterías e ignorar sin ningún reparo la amenaza de una formación de caballeros a la carga. Solo una aplastante superioridad numérica o poderosas máquinas de asedio pueden abatir a un gigante.