Dado su escaso entrenamiento y sus toscas armas hechas de hueso y del hierro o acero que hayan podido rapiñar, los asaltantes del Pueblo Libre solo disponen de una cosa para contrarrestar las aventajadas armas y armaduras de Poniente: las multitudes.

Los encuentros con partidas de asaltantes en el sur apenas han dado a la mayoría de comandantes de Poniente una ligera idea del contingente de que dispone el Pueblo Libre al norte del Muro. Bien es cierto que, en pequeñas unidades, son poco más que campesinos armados; sin embargo, bajo el estandarte del Pueblo Libre, son un ejército.